Poderes Internos - La Voluntad

Un compañero de la facultad acaba de mandar un email con un artículo (el cual por cierto no pude encontrar en Internet) que está corto y es cierto. Para estos inicios de año en que todos nos proponemos cosas por hacer.


PODERES INTERNOS - LA VOLUNTAD
La mayoría de nosotros admiramos y respetamos a quienes obtienen en la vida éxito, a través de voluntad y auto-disciplina. Admiramos a quienes mejoran su vida, aprenden nuevas habilidades, superan dificultades, reducen su peso, se elevan en el campo que eligen o avanzan en un camino de progreso espiritual.

Pues sucede que voluntad y auto-disciplina son poderes internos de naturaleza humana y por tanto pueden desarrollarse, con la debida práctica y entrenamiento.

La voluntad y la auto-disciplina se consideran como herramientas esenciales para llegar a la cumbre en toda área de la vida. Se pueden aprender y desarrollarse como toda habilidad. Aún así, solo pocos se aventuran a trabajar estas potencialidades de una manera continua y permanente.

La voluntad es la fuerza (del lat. vulgar fortia, derivado del lat. clásico fortis fuerte, valiente) interna de la que partimos para tomar decisiones, ponernos en acción y ejecutar las tareas hasta completarlas, más allá de resistencias internas o externas, dolor o problemas. Nos da el poder vencer los hábitos negativos y para realizar acciones, sin importar cuánto esfuerzo requieran, que sean desagradables y tediosas o incluso contrarias a tus hábitos de vida. En otras palabras, es la competencia para salir de los límites de nuestras zonas de confort, y de esa manera, expandir nuestras personas y nuestras vidas.

La auto-disciplina es el rechazo de la gratificación instantánea en favor de algo superior. Es elegir una meta más alta en lugar de algo que nos dé placer y satisfacción inmediatos. Auto-disciplina es auto-control y se expresa en disciplina espiritual, mental, emocional y física. La intención de la auto-disciplina es enfocar el poder interno en las metas, perseverar hasta alcanzarlas.

Las dos habilidades se requieren para la acción del día a día, para fijar las decisiones más grandes y alcanzar los éxitos superiores. Las empleamos para hacer un trabajo de calidad, para estudiar, desarrollar un negocio, modificar nuestro peso, ejercitarnos físicamente, mantener buenas relaciones, cambiar de hábitos, y cumplir las promesas con que nos comprometemos con nosotros, y con los demás.

Para desarrollar el poder de la voluntad y la auto-disciplina pongamos en la mente una pantalla, con imagen clara, con movimiento, color, brillantez, que se escuchen los sonidos, que se sientan las sensaciones del cuerpo y de las emociones, como si se estuviera proyectando en el cine una película de 3-D de algo que SI quieres obtener. Después, escribir una lista de las cosas que NO llevan a lograr la meta, como quedarse en la cama viendo la tele, comer frituras, fruncir el seño, etc. Poniendo la imagen de lo que SI se quiere en la mente, las energías empiezan a moverse en esa dirección, teniendo como consecuencia que luego abstenerse de hacer las cosas que no son congruentes con los deseos sea cada vez más sencillo.

Con esto, nos vamos acercando progresivamente a las metas, viviendo cada vez más nuestros mejores momentos, y en el camino cada pequeño éxito que se va logrando, nos hace cada vez más y más fuertes.